El periodista John Müller participó el pasado 24 de mayo en el Consejo de Empresa Familiar de CEIM, y dio una conferencia en la que habló de una de las cuestiones que más preocupan a los empresarios: su imagen pública. Tras la charla, los asistentes hicieron numerosas preguntas, que suscitaron aportaciones valiosas tanto de Müller como del resto de participantes.
Así, un directivo de una asociación señaló la importancia de establecer valores empresariales entre la juventud, y preguntó cómo podían prevalecer esos valores, y cómo podían defenderse los empresarios, si su imagen y figura está siendo demonizada por una parte de la sociedad.
ES HORA DE ACTUAR
Para John Müller, la respuesta es clara: los empresarios tienen que actuar. Por ejemplo, pueden reunirse con líderes de opinión, generar actividades que sirvan para educar al público. Incluso se podría hacer una app educativa. “Hay que pensar que, si no podemos ir de frente con obviedades, tenemos que ser capaces de innovar en contenidos y en canales”.
En otro momento de la conversación se volvió sobre este asunto. El representante de una asociación dice haberse sentido atrapado en la dicotomía entre el empresario (malo) y el emprendedor (bueno).
“Creo es importante que toméis la palabra y llaméis a las radios y a los medios cuando os sintáis concernidos por algún asunto”, respondió el periodista de ABC. “Yo quiero ver vuestra historia; que alguien cuente cómo es su día a día y cómo son los problemas a los que se enfrentan y cuál es la realidad empresarial”. El problema con ello, señaló el empresario, es que “la gente no se lo cree; nosotros estamos a dispuestos a abrir los libros, pero la gente no nos cree; sólo buscan un culpable”.
LOS PREJUICIOS EN LA PRENSA
Pero a juicio de otro participante, “Vivimos en una cultura del relato, en el que se reflejan intereses en los medios de comunicación”, con relatos “que buscan el comentario fácil, que nunca se verifican, que nos creemos por puro prejuicio”. Entre una población poco informada y la tosca polarización, “es difícil encontrar un fondo sólido para comunicar sin banalizar”.
Al respecto, John Müller considera que la prensa de masas siempre ha existido. En España, sólo un pequeño grupo está acostumbrada a leer el periódico; una élite que, además, está mermando.
De hecho, la prensa y la televisión están condenadas a largo plazo. Las opiniones hoy en día se están forjando en RRSS, y en los medios de masas y canales de entretenimiento, que pueden transmitir valores de forma subliminal. Müller considera que hay que ser más intensos en exigir respeto a la verdad, más machacones y agresivos con la comunicación.
EL CASO DE CHATGTP
Puso al respecto de cómo se puede manipular la opinión pública un ejemplo muy bueno. En 2015 se constituyó OpenAI como una organización sin ánimo de lucro. En noviembre del pasado año, puso su prototipo de modelo de lenguaje a disposición de todos. El éxito ha sido abrumador. Los periodistas se pusieron a hablar con el invento y a contar sus experiencias.
Pero detrás había una estrategia comercial. En 2019 había firmado un importante acuerdo con Microsoft, que puso en su momento mil millones de dólares para su desarrollo. En marzo se levantó la declaración de que su fin no era el lucro. Y, una vez asentada en el mercado y con una posición de preeminencia, la empresa impulsa una regulación del mercado para entorpecer la competencia. El creador de OpenIA, Sam Altman, le ha entregado en mano una copia de su propuesta de regulación al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Esto lo había contado recientemente en un artículo publicado en el diario ABC.
TÚ A HOLANDA Y YO A LOS PAPELES
Otra de las preguntas trató de un ejemplo de cómo el discurso político (y de los medios) trata la realidad de forma sesgada. ¿Por qué se habla tanto de Mercadona, Inditex o Ferrovial, pero no de otras empresas que, como Mediaset, han trasladado su sede fuera? A juicio de Müller, quizás deba haber algo de cobertura con Mediaset, pero lo cierto es que “sobre todo nunca se percibió mediaset como española. Ferrovial sí tiene una relación muy fuerte con España y con la construcción de infraestructuras”. De hecho, fueron empresas públicas que se designaron como campeones, pero que han acabado por independizarse de la tutela.
Ahora bien, “el verdadero drama no es perder a Ferrovial. Es no ser capaz de estar cultivando los Ferroviales del mañana”. España, en estos momentos, no es capaz de generar startups que se conviertan en grandes compañías.
LA INFLACIÓN
La situación económica muestra el gran cambio que ha habido en el mercado laboral, que ya no ajusta por cantidad sino por calidad. Eso sí, en el largo plazo estamos estancados. “España está estancada desde 2005; el peso del Estado se empieza a notar por la enorme deuda pública y por el lastre de los impuestos”.
El proceso de inflación le ha venido muy bien al Gobierno, pero no al resto. Muller no es optimista ni pesimista, pero lo que está claro es que hay que hacer reformas y no parece que se vayan a hacer.
EMPRESAS PEQUEÑAS
Otra de las cuestiones suscitadas es el tamaño de nuestras empresas. A medida que se crean nuevas empresas y fenecen otras, el tamaño medio de nuestras compañías tiende a ser menor. Y eso es un problema, ya que, por ejemplo, las empresas pequeñas están tremendamente endeudadas. Están más endeudadas hoy que el año pasado, que fue un ejercicio muy complicado.
Por otro lado, la economía española es relativamente robusta. Pero los empresarios en estos momentos están sometidos a una gran presión, entre los salarios y los impuestos. Así las cosas, “¿dónde está el punto de ruptura? ¿Cómo podemos plantarnos y ponerle freno; en qué momento nos levantamos de la mesa?”.
El estado no tiene noción clara del gasto, porque no genera lo que gasta. Hablamos de repartir, pero no de crecer. Hablamos de gasto, pero no de producción. De los outputs, pero no de los inputs. El problema ya no es el sol y playa y los camareros, ahora nos enfrentamos a modelos energéticos y financieros que van a marcar nuestro futuro.
EL PAPEL DE LA EDUCACIÓN
Desde una de las asociaciones presentes se plantea la cuestión de que en los institutos no hay interés por el emprendimiento. Por otro lado, las micropymes no muestran interés por crecer. ¿Cómo se puede gestionar una situación como esta?
Vivimos una economía en que parece que el Estado lo paga todo. En tal caso, dice Müller, tiene sentido reorientar las políticas públicas a que adopten una dirección que nos interesa. Por ejemplo, hay un problema porque el mercado no encuentra suficientes soldadores. Tendría sentido subvencionar la formación profesional de esas profesiones escasas.
CULTURA DE SUBVENCIONES
Esa dependencia del Estado, señala otra pregunta, se ve incluso en las escuelas de negocios. Es un problema que alcanza varios aspectos, porque cunde la cultura de la subvención. Por otro lado, los estudiantes no tienen referentes a los que admirar.
“En efecto, la cultura de subvenciones ha calado mucho”, reconoce el periodista. Por lo que se refiere a la educación, considera Müller que la tecnología ha hecho inmediatamente disponible el conocimiento, pero ello no se ha traducido automáticamente en un avance, ya que se ha perdido cierta operatividad en el conocimiento. Es decir, una orientación clara de qué hacer con lo que sabemos.
Quizás por la masificación de la educación superior, se ha perdido cierta pérdida de calidad en los licenciados universitarios, a su juicio. Las reformas de educación tienen que dirigirse a lo que pasa dentro del aula, donde hay problemas de falta de disciplina y de episodios de agresión, concluyó Müller.
AUNAR ESFUERZOS BAJO UNA ESTRATEGIA
“Pero es difícil entrar en el ámbito de la educación; es un terreno complicado”, señaló finalmente uno de los asistentes, que apuntó en otra dirección. Para mejorar la reputación de los empresarios es necesario trabajar con una estrategia y aprovechar la capacidad de trabajar en red para aunar esfuerzos.
John Müller coincidió en la dificultad de entrar por la puerta, “pero entremos por la ventana hasta la juventud, a través del teléfono”, sugirió. “Entre todos estamos construyendo el futuro de que es ser empresario”. Recogiendo esta última idea, despidió el acto José Ramón Sanz, agradeciéndole a John Müller su tiempo con el Consejo de Empresa Familiar.
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