El pasado 24 de mayo se celebró la reunión del Consejo de Empresa Familiar (CdEF) de CEIM – Confederación Empresarial de Madrid-CEOE. El asunto que convocaba a sus miembros, más los invitados, era tomar conciencia de la necesidad de pensar un plan de acción para mejorar la imagen de los empresarios y fomentar las nuevas vocaciones empresariales.
José Ramón Sanz presidente del CdEF abrió el consejo con una introducción sobre la imagen de los empresarios y en cómo esta percepción incide en el desarrollo de las nuevas vocaciones. John Muller, periodista de ABC, asistió como invitado para ofrecer su punto de vista.
LA CONTINUIDAD DE LAS FAMILIAS EMPRESARIAS
Con el periodista del diario ABC ya en la sala, José Ramón Sanz afirmó que la principal preocupación de una familia empresaria no es ganar dinero per se, sino proteger y desarrollar la capacidad de generar riqueza a lo largo de generaciones. En definitiva, el reto, y a la vez vocación de la empresa familiar, es la continuidad.
La capacidad de generar riqueza es una de las características más relevantes de las familias empresarias, ya que las empresas pueden tener un ciclo de vida mayor o menor en función de las necesidades del mercado, los cambios tecnológicos y su adaptación a las circunstancias; pero si la familia mantiene esta capacidad podrá mantener o acrecentar el capital y crear nuevas empresas, incluso cambiando de sector.
Algunos estudios muestran que las empresas familiares tienen ventajas competitivas que las hacen más longevas, rentables e igualitarias que las no familiares. Pero unas y otras tienen dificultades para crecer debido a las numerosas barreras regulatorias. Esta falta de crecimiento hace que la mayoría de las empresas sean pymes y tengan dificultades para competir en un mundo global.
LA REPUTACIÓN DE LOS EMPRESARIOS
A todo ello se suma la cuestión de la reputación. Según una encuesta realizada por Sigma Dos, dos de cada tres españoles tienen una imagen positiva de las empresas. A pesar de ello, Sanz reconoció que “estamos viviendo un clima sin precedentes de hostilidad hacia los empresarios”, hasta el punto de que, desde el Gobierno, se hacen ataques a empresarios citados con nombre y apellido. En estas condiciones, José Ramón Sanz mostró su preocupación por la pérdida de vocaciones empresariales, y en particular porque “hay dificultades para conseguir que las nuevas generaciones deseen seguir al frente de la empresa familiar”.
Tras esta breve exposición, Sanz presentó a John Müller, quien tomó la palabra. La mala imagen del empresario, dijo Müller, no es nueva. Ya en los años 80’ y 90’, se dio la batalla por quitar de los manuales de educación los mensajes negativos hacia la figura de los empresarios. Se les presentaba como explotadores, y se denigraba la actividad empresarial como tal. La educación se ha convertido en un campo de batalla en el que quieren entrar todos los lobbies, y en el que se libra una guerra ideológica. Sin lugar a duda “la imagen del empresario comienza en el colegio” pero también en los medios de comunicación y cada vez más en las RRSS.
El periodista considera que la mayoría de los medios asumen y refuerzan esa visión antiempresarial, y por ello hay que combatir las ideas erróneas sobre los empresarios, presentándose ante los medios. No hay que permitir que se establezcan narrativas falsas sobre los empresarios, y si es necesario hay que exigir a los periodistas que asuman su responsabilidad, por ejemplo apelando al código ético que todos los medios tienen.
Ahora bien, es muy difícil luchar contra la opinión que se genera en las redes sociales, ya que el anonimato las convierte en el salvaje oeste donde todo vale. Para desenvolverse ahí es necesario contar con el apoyo de agencias de medios y especialistas. Las grandes multinacionales ya han incorporado a sus organigramas herramientas y equipos de gestión para mantener la reputación.
DE LO GENERAL A LO PARTICULAR
John Müller manifestó su satisfacción al ver los resultados de la encuesta de Sigma Dos porque, a menudo, cuando se pregunta a la gente sobre los empresarios, los calificativos que aparecen son “corruptos”, “explotadores”, “inescrupulosos”, “egoístas”, “avariciosos” etc.
Sin embargo eso no ocurre cuando vamos de lo general a lo particular, es decir, cuando se pregunta a las mismas personas sobre empresarios que ellos conocen, las respuestas cambian: son más amables, y no achacan a ese empresario los males que atribuyen al conjunto de ellos. Cuanto más cercano es el empresario, más positiva es la respuesta.
TAMAÑO DE LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS
Müller considera que uno de los retos de la economía española es superar el minifundio empresarial, y para ello la formación es fundamental. Puso como ejemplo la formación dual en Alemania. Es un sistema en el que los jóvenes van entrando de forma muy temprana, pero paulatina, en las empresas. Se familiarizan con la forma de trabajar, y comprenden mejor su función social. Este modelo tiene enormes ventajas y logra que las familias estén muy involucradas con las empresas, de modo que el sistema económico permea en el social.
CAPITALISMO DE AMIGUETES
Otro elemento de la realidad que habría que atender es el de la cercanía de numerosos empresarios con el poder. Es cierto que en España estamos percibiendo un clima particular de señalamiento de los empresarios pero seguramente éste no prosperaría si no hubiera en España cierto “capitalismo de amiguetes”, del que algunos empresarios obtienen enormes ventajas. Esta realidad acaba calando en la sociedad, advierte Müller.
Müller comentó que los empresarios no son los guardianes de la economía. Las decisiones de política fiscal, o monetaria, quedan fuera de su ámbito de influencia, o por lo menos fuera de su ámbito de actuación. La función del empresario es proteger su negocio, y cuadrar sus cuentas, lo cual ya es bastante trabajoso. Por tanto, no se les puede pedir, por ejemplo, que contribuyan a reducir la inflación porque es un terreno fuera de su competencia.
EL MUNDO ACADÉMICO
El periodista de ABC lleva varios años observando, según explicó, que en los estudios sobre desigualdad se pone cada vez más el foco en la familia, en el capital familiar. Este es un elemento que gana peso en los discursos públicos y frente al que CdEF, y los familiares empresarios en general, deben estar atentos, ya que las consecuencias pueden traducirse en injerencias o intervencionismo en el ámbito familiar.
Por último John Müller hizo referencia a la academia. Los empresarios tienen que acercarse al mundo académico, y no despreciar, ni minimizar el papel que puede jugar el conocimiento procedente de este ámbito. Esto les permitirá llevar a cabo acciones en el largo plazo y propagar poco a poco otra imagen del mundo empresarial. Puso como ejemplo la creación de becas para fomentar la formación en temas como la negociación, las finanzas personales y aprender nociones básicas de economía. Acciones de este tipo pueden inocular actitudes y habilidades empresariales en los jóvenes.
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