Estructura societaria y fiscalidad en empresas familiares
Escrito por Fundación Numa
Publicado el 25 enero, 2024
El pasado jueves 14 de diciembre celebramos una jornada en el Foro de Empresa Familiar del Club Cámara. La sesión se organizó con el bufete Vaciero y se dedicó a la arquitectura societaria, la separación de activos empresariales y familiares y a la planificación patrimonial.
Las empresas familiares comienzan con la iniciativa de un fundador, que pone en juego activos personales y es capaz de crear y mantener una actividad generadora de valor. Es un momento en el que lo individual y lo empresarial se difuminan y en el que todo el esfuerzo y la inversión están dedicados a sacar adelante el negocio. A medida que la empresa se asienta y crece, la concentración de activos y de riesgo en la empresa y la indistinción entre el patrimonio de la familia y la actividad empresarial puede empezar a revelarse como un problema.
¿Qué podemos hacer para poner orden en la estructura societaria? ¿Diversificar el riesgo al que estamos expuestos? ¿Separar activos patrimoniales de la empresa? Para explorar estas y otras cuestiones comenzamos con un diálogo entre Javier González e Ignacio Mendaro, de Vaciero; y José Carlos Rodríguez, director de la Fundación Numa.
Si no se hizo antes, el mejor momento es ahora
Empezamos hablando sobre anticipación. Como siempre, cuanto antes empezamos a poner orden, mejor. Javier González Campillo, abogado de corporate y M&A de Vaciero, comenzó el debate señalando que cuanto mayor que sea el recorrido de la empresa, más profundos serán los cambios que habrá que realizar y más compleja que será la toma de decisiones que rodea un proceso de reestructuración. Idealmente, tenemos que intentar tomar decisiones desde el conocimiento del rumbo que vamos a tomar. Deberemos tener en cuenta el tipo de operaciones que vamos a realizar, el coste y los riesgos a los que nos vamos a exponer.
Ignacio Mendaro, asesor fiscal senior en Vaciero, apuntó que ellos, como abogados, siempre sugieren ser rigurosos y algo conservadores en la adaptación a la normativa. Es más, hay que intentar anticiparse al sentido general de la normativa, que a veces en su concreción es vaga y puede dar espacio a interpretaciones distintas. Es importante que las decisiones que tomemos estén razonadas y argumentadas, que tengan sentido para la familia y para la empresa, y de acuerdo con el marco legal vigente
Empezar por el principio
Aún a día de hoy se siguen produciendo prácticas inadecuadas en las empresas, a veces sin ser conscientes de que pueden suponer riesgos: bienes de uso personal y gastos a cargo de la empresa, créditos concedidos con avales personales, salidas de dinero a personas físicas que pueden tener un impacto fiscal… Ignacio Mendaro se lamentó de que a pesar de que parezcan obviedades, hay prácticas inadecuadas que son recurrentes. El regulador conoce todos estos mecanismos, advierte, y nos exponemos a sanciones importantes.
La persona jurídica y la persona física son entidades distintas. La salida de fondos de la sociedad siempre tiene que estar justificada y, en general, tributa. Si hay bienes de la empresa a disposición de personas deben recogerse como pagos en especie, etc. En general, un vehículo mercantil debe tener todos sus activos orientados a la actividad empresarial.
Javier González comentó un caso habitual entre sus clientes: empresas que a medida que crecen y van trasladándose a espacios más grandes, acumulan una cartera de inmuebles. Ellos recomiendan sacarlos siempre de la sociedad, para quitarnos posibles pasivos y para no complicar potenciales operaciones de venta.
Lo empresarial y lo patrimonial
Como subrayó Javier González, si no nos esforzamos por diferenciar el patrimonio personal y los activos de la empresa, estamos borrando la división de responsabilidades. Separar activos, crear una sociedad patrimonial, es una forma de diversificar más allá de la empresa fundacional y limitar nuestra responsabilidad.
Ignacio Mendaro puso el acento en que nos encontramos en un entorno con cierta presión fiscal sobre el patrimonio y que seguimos teniendo una estructura algo rígida en términos de impuesto sobre el patrimonio. Nos recordó, por ejemplo, que tenemos la obligación legal de tener una persona en nómina y en exclusiva en la sociedad patrimonial. Por intentar ahorrar, podemos exponernos incluso a perder la exención al impuesto del patrimonio.
Con otro ejemplo, el de una familia que haya realizado una venta importante y tenga un saldo importante en la sociedad holding, Ignacio ilustró también algunas de las disyuntivas a las que podemos enfrentarnos. Aunque el primer año después de la venta no tenga mucho impacto fiscal, la administración va a estar vigilante y quiere que ese capital se dedique a actividades empresariales. Si vamos a reinvertir o repartir dividendos tendremos que asumir un impacto fiscal.
Planificar para prevenir
Hablamos también de la intersección entre planificación societaria y gobernanza en la empresa familiar. ¿Podemos aprovechar el momento para reflejar la evolución futura de la familia y la propiedad? ¿Puede una buena estructura societaria ayudarnos a evitar controversias? Javier e Ignacio, que han trabajado en momentos de sucesión y en herencias; recomendaron tener en cuenta los pactos y reglas que dan derechos a los socios y herederos.
Si anticipamos que vaya a dividirse la propiedad, podemos reflejar este futuro en la estructura societaria y en la repartición de activos. En herencias, por ejemplo, Ignacio recomendó siempre contar con una tasación externa, que sirva de referencia para todas las partes.
En definitiva, en el conjunto de la conversación se transmitió un mensaje recurrente para la Fundación NUMA: las familias empresarias, desde su propia fundación, deben tener siempre presente su vocación transgeneracional tener siempre un ojo puesto en el futuro. Anticipar el crecimiento de la empresa, de la familia y del patrimonio nos permitirá minimizar riesgos, controversias y alcanzar una continuidad sostenible a lo largo de generaciones de sus negocios y patrimoniosD
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